atelier quiero: vigas

una ecuación dimensional

Una casa como una cámara de fotos.

De pronto la intuición formal toma sentido, el arco de distancia que requiere el tiro del fotógrafo reproduce en planta la forma del fuelle de las cámaras originarias. El atelier para un estudio de fotografía se instala a los fondos de un jardín en un lote profundo de una casa suburbana, rodeando a un palo borracho, un árbol de tronco espinoso y flores de un rosa intenso. Una caja de madera liviana es sostenida por dos vigas reticuladas que invierten la perspectiva hacia el plano final que alojará el sinfín para tomar las fotografías. La construcción toma altura hacia allí.

A menudo, los espacios que ocupaban al ocio, materializados genéricamente por el quincho con asador, comienzan a convertirse en áreas de producción, pero en algún sentido no acaba de retirarse esa noción de ámbitos híbridos que pueden alojar indistintamente muchos usos posibles, hasta incluso el de una nueva unidad funcional, una nueva casa.

El contraste material respecto a la casa de la familia totalmente desarrollada en hormigón visto apela al corrimiento de la escena doméstica de la vida familiar a un escenario y un ambiente distinto y diferenciado. Atelier, oficina, editorial, quincho, cuarto de huéspedes, pabellón, casa, salón de fiestas, los usos resultan indiferentes y a la vez valiosos como suele ser el trabajo si adquiere el placer del ocio.

sábado, 9 de junio de 2012

vigas

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